El Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) resolvió aprobar la solicitud de declaratoria para este emblemático edificio ubicado en el centro de la ciudad. El primero que contó con películas de cine sonoro, y que marcó un referente histórico vinculado al auge del salitre.

Acceso del Teatro Nacional con afiches pintados por Federico Zeidler. Archivo F. Zeidler.

El Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), aprobó la solicitud de declarar como Monumento Nacional, el Teatro Nacional de Antofagasta, edificio emblemático, ubicado en Antonio José de Sucre, en pleno corazón de la ciudad. Según informó el CMN, el teatro está construido en hormigón y acero, “es una de las escasas piezas Art Déco de Antofagasta y el único teatro de esas características. Reflejo de una época de confluencia de diversas crisis pero también de voluntades de modernización de la arquitectura hacia expresiones más modernas”, detallaron. El edificio además se convirtió en un referente por su historia cultural, desde su nacimiento en 1930. “Es representativo de la simbiosis entre la industria minera y el desarrollo urbano en una época de cambios, en que las empresas, el Estado y el municipio levantan construcciones consideradas como “modernas”, en un proceso de renovación que va aparejado del convencimiento de que Antofagasta necesitaba estar a la altura de lo que otras urbes ofrecían a sus habitantes. Por ejemplo, el hormigón y el acero comenzaron a desplazar a la madera, el adobe y la caña”, aseguró el director nacional de Bibliotecas Archivos y Museos y vicepresidente del Consejo de Monumentos Nacionales, Ángel Cabeza. Según informó a Soyantofagasta.cl, el arquitecto y secretario académico de la escuela de Arquitectura de la UCN, Claudio Galeno, la solicitud de declaratoria, fue presentada tanto por la Escuela de Arquitectura, como por Claudio Ostria, profesor de dicha facultad, Patricio Espejo, egresado de geología e investigador histórico, Jean Liquitay, arquitecto joven, titulado de la Escuela de Arquitectura y Claudio Galeno. También contó con la colaboración de otras personas como el concejal Camilo Kong. Respecto a algunas características del edificio, el profesional explicó que es uno de los pocos que cuenta con arquitectura Art Déco. “El inicio de su construcción data del final del periodo glorioso del cine mudo antofagastino, de hecho se conoce porque Adriana Zuanic, hizo un documental sobre eso y publicó un libro”, contó. Asimismo, detalló que fue una época importante en cuanto al cine. Por lo que a su juicio, este teatro “viene con ese ímpetu, de este fervor que había en la ciudad por el cine. Habían varios en la época, pero este es el primero que fue sonoro”. El periodo del cine mudo y de la industria del cine antofagastino, coincide con la bonanza del salitre de la década de los 20´. Claudio Galeno explicó que fue un periodo de auge, aunque también hubo salitreras que iban cerrando, pero fue un momento importante para la ciudad de Antofagasta y para el salitre. “La industria del cine, como entretención de la población coincide también con un momento de auge económico. La decadencia del cine mudo por la aparición del cine sonoro, y luego también coincide con el surgimiento del teatro. En el fondo fue un enclave histórico, tremendamente relevante para la ciudad y eso queda representado por el teatro nacional”. Finalmente dijo que con varios profesionales, han estado trabajando y visitando los teatros de la región como el Teatro de María Elena, de Pedro de Valdivia y Chuquicamata, y todos dan cuenta de una época en la cual el cine era prácticamente la única entretención, en las salitreras y en ese contexto de auge económico. ConstrucciónGaleno detalló que el teatro está construido en hormigón armado con estructuras de madera en la parte superior. “Los arquitectos cuando lo hicieron decían que tenía reminiscencias de arquitectura alemana y decorado egipcios en el interior, también hablaban de la buena calidad de las butacas”. La construcción estuvo a cargo de dos arquitectos, Gustavo Monckeberg y José Aracena, quienes según dijo eran muy conocidos en la época, por su aporte en el diseño y construcción de varios edificios que eran parte de la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales. De acuerdo a los datos del CMN, ambos arquitectos diseñaron una serie de edificios destinados a teatros y cines en la ciudad de Santiago, entre los cuales se encuentran Teatro Esmeralda en 1922; el Monumento Nacional Teatro Carrera 1926; Teatro Septiembre, Teatro Prat y Teatro O’Higgins 1926-1030; Teatro Novedades 1930 y la restauración del Teatro Politeama 1920-1930.El Teatro Nacional de Antofagasta -que funcionó hasta fines de los 90´- es según manifestó, Ana Paz Cárdenas, secretaria técnica del Consejo de Monumentos Nacionales, “reconocido y valorado hasta el día de hoy por quienes fueron su público, siendo parte de la memoria colectiva de la ciudadanía. Su vida activa de casi 65 años ha significado que la gran mayoría de los antofagastinos identifiquen sus recuerdos cinematográficos con esta sala. Sede de todos los estrenos clásicos del cine, este lugar tiene la particularidad de unir generaciones. Esta transversalidad en los recuerdos y vivencias ha quedado de manifiesto en las publicaciones de prensa, redes sociales y campañas de firmas cuyo fin ha sido proteger el inmueble”. El teatro, cumplió funciones continuamente hasta 1990 con una capacidad para 2000 espectadores, manteniendo en la actualidad un buen estado de conservación.

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