Acto de recibimiento de la nueva generacion de estudiantes de la carrera de arquitectura 2023

El pasado lunes 6 de marzo 2023 se realizó el acto de recibimiento de los nuevos estudiantes de primer año que inician su vida universitaria en la Escuela de Arquitectura

El acto estuvo a cargo de la Dirección de la Escuela, la jefatura de carrera, secretario académico, personal de apoyo a la academia, además de los equipos de profesores de los primeros años y también el centro de estudiantes de arquitectura.

En este acto se recuperan los ritos de recibimiento en los patios de arquitectura, la entrega del mensaje a los estudiantes de arquitectura de la decana fundadora de la Escuela Arquitecta Ángela Schweitzer, que han recibido todas las generaciones de arquitectos y arquitectas UCN.

Una Escuela con Fundamento

Fundamento Escuela de Arquitectura

El Taller de Arquitectura y las Cuatro Estructuras Profundas

En el ámbito en la formulación teórica y con relación a la enseñanza de la arquitectura el fundamento de la escuela de arquitectura está organizado desde los planteamientos de Hillier[1] recogidos por Broadbent [2], desarrollados y adaptados por la fundadora y primera Decano la Arquitecta Ángela Schweitzer Lopetegui.

Las cuatro estructuras profundas [Cobijo, Recurso, Lenguaje y Contexto] han sustentado y definido la identidad docente de esta escuela por más de 20 años, la que ha recibido el aporte de una distinguida nómina de académicos permanentes e invitados.

El sentido de pertenencia al territorio o lugar de residencia, dan origen y configuran la identidad de ésta Escuela de Arquitectura. En el ámbito de su territorialidad y residencia los principios originarios de la escuela están íntimamente ligados a la condición que determina el desierto, como nuestro lugar.

a. De la condición en que nos pone el territorio

El Norte de Chile es una región denotada social y geográficamente dentro del paisaje nacional que en términos generales, necesitaría ser estudiada desde la perspectiva de cada una de las disciplinas universitarias. La naturaleza de la arquitectura hace que ella no sólo no escape de esta responsabilidad sino que, vinculada a coordenadas tempo-espaciales muy concretas, condicionada siempre por circunstancias culturales y físico-espaciales, requería de la localización en ella de un centro de estudios que se constituyera en una instancia de reflexión y dialogo permanente en torno al gran tema de habitar el Norte[3].

Enfocada la arquitectura como un cuerpo de conocimiento capaz de dar una respuesta creativa a necesidades humanas de habitabilidad, relación y significación en un medio físico cultural acotado históricamente, esta escuela nació consciente de la necesidad de potenciar el estudio de la riqueza del medio geográfico y la tradición histórica de asentamientos humanos en el Norte Andino, como fuente de estímulo a la investigación de una realidad que requiere de respuestas contemporáneas inéditas [4]

b. Los determinismos geográficos e históricos

Al considerar su naturaleza desértica del territorio en la construcción de un fundamento Trabajar con la condición de «carencia» que hace aflorar la esencialidad en el origen de la forma para acoplarse a un territorio extremadamente árido.

Aceptando que esa esencialidad nos demanda el reconocimiento profundo de las particularidades y singularidades de un territorio frágil, las que a su vez constituyen su máximo potencial.

Considerando que para enfrentar la vastedad y rigor del medio ambiente extremo y adverso se requiere de un grupo cohesionado en torno a un proyecto común, el fundamento asume como imprescindible conformar un «lugar propicio» desde donde se pueda interactuar desde lo local a lo global, con la historia y con la contemporaneidad.

Actuar en el territorio en el hacer, plantea la pregunta ¿Cómo habitar el desierto?

Hacer arquitectura es configurar una respuesta apropiada a la determinante ambiental y al sentido de pertenencia.

Esta aseveración, nos lleva a sostener que la obra de arquitectura se origina en tanto exista la identificación con el territorio.

La identidad con el territorio, que entendemos como lo propio, lo que nos pertenece surge del estudio y contemplación de la universalidad de lo local. La identidad se concibe como una entidad que en sí comprende una proposición con sentido, que emerge como consecuencia de un descubrimiento, una revelación.

En la observación del territorio, convergen los elementos históricos y culturales, configurándose en una particular mirada hacia latinoamericano

c. Compromiso de contemporaneidad

Estamos creando una escuela que está muy consciente que su capital es ser «nueva» ser la primera escuela de Arquitectura del Norte de Chile y que este compromiso de contemporaneidad tiene que ser profundizado al punto de gestar a partir de allí su fisonomía propia enfatizando:

Su nacimiento en el último cuarto de siglo XX.

La opción de construir un patrimonio fusionando la experiencia de las Escuelas de Arquitectura chilenas, examinando los modelos a su alcance como una posibilidad de extraer de ellos partes o todos, que le permitan estructurarse para ser y crear en este desierto en que se arraiga. Patrimonio caracterizado por su paisaje, clima y recursos que brinda diversificadas posibilidades al hecho arquitectónico y acontecimiento urbano.

La naturaleza experimental que da esta circunstancia se deriva.

La decisión de tomar contacto con el pensamiento arquitectónico contemporáneo postulando la elección del Norte Grande como su ámbito de reflexión y estudio en pos de conquistar la excelencia académica.

En este escenario la escuela encuentra su «NORTE» privilegiando el estudio del Medio Ambiente, en particular los vinculados con las zonas áridas. Este dominio del mundo circundante se realiza en relación al clima y los recursos (entorno físico-natural); geografía y paisaje (entorno espacial preexistente); ciudad y arquitectura (entorno construido cultural-artificial).

La naturaleza de la arquitectura hace que ella asuma la responsabilidad de examinar esta realidad desde una doble y complementaria perspectiva, vinculada por una parte, a circunstancias sociales, físicas, temporales y espaciales muy concretas y por otra, asociada a la rica tradición del pensamiento arquitectónico occidental.

Ello implica que a la experiencia directa que se asume sobre el entorno, se agregue la posibilidad de examinarlo a partir de la construcción de un marco teórico que lo aclare y explique, y permita su discusión en un ámbito arquitectónico contemporáneo. Se señala, de este modo, la necesaria dialéctica entre aproximación local y global, entre lo concreto y lo abstracto, entre lo particular y lo general, lo sensible y lo racional.

Esta estructura de contenidos apunta a cubrir paulatinamente los aspectos estructurales de la obra de arquitectura, y permiten nominar al Taller según sea el énfasis de uno u otro de estos parámetros, en el entendido que esta acotación es sólo con fines didácticos y siempre estarán presentes los otros tres[5].

Los objetivos del Taller, basados en la taxonomía de estructuras profundas de Hillier[6]: la arquitectura como respuesta a necesidades, disposición de recursos, filtro climático o de significación, adquiere en el transcurso del tiempo caracteres propios tanto de sensibilización del estudiante al espacio arquitectónico como Cobijo, Lenguaje, Recurso, Contexto y Materialización.

La escuela estructura la enseñanza de la arquitectura en base a cuatro estructura profunda[7]:

COBIJO:

Plantea como objetivo central la aproximación al objeto arquitectónico en su condición de: «Continente de actividades y filtro entre interior y medio ambiente exterior».

RECURSO:

Como «hecho material que demanda la organización física de determinados recursos». Los materiales son pensados desde el proyecto, para quedar posteriormente expuestos o a la vista.

LENGUAJE:

Como un «hecho cultural, organizado sistemáticamente que transmite significados». La aproximación al objeto arquitectónico en la posibilidad de indagar reglas para su formación y significaciones que esas operaciones formales originen.

CONTEXTO:

Que «establece relaciones diversas con el entorno en que se dispone». 

A estas cuatro estructuras, que definen los cuatro talleres del ciclo básico se le sumo una quinta que es la MATERIALIZACIÓN, este es un taller nexo o articulador entre el ciclo básico y el ciclo profesional o de profundización. Es un taller integrador de las cuatro estructuras, pero además sitúa al alumno en el umbral de su rol profesional, por tanto es un momento de síntesis y cambio en el proceso metodológico. Aquí el alumno toma un proyecto anterior y lo materializa en lo que se denomina «legajo» completando el proyecto como si se fuera a construir y entrar en el proceso municipal.

El método pedagógico se define por una enseñanza por objetivos, antes que una de complejidad creciente, es un método personalizado al centrar su estrategia docente en el Taller de Arquitectura.

El trabajo docente, la investigación y extensión está marcado por la relación arquitectura, territorio, cultura y medio ambiente, integrando una red entre emplazamiento, programa de estudios e información. Esta relación a logrado que desde los valores locales que se puede aspirar lograr un valor universal y globalizado. Lo local es valorable no sólo por si mismo, sino también en su potencialidad de valor universal.

Este camino de más de 40 años ha sido fecundo en su formación docente, siempre intentando ligar o aproximar el proceso de enseñanza con la práctica arquitectónica, cuestión no fácil de conseguir. Ahora, desde que nuestros egresados están en la vida profesional, la vinculación con el medio es posible que sea mucho más fructífera.